LA GEOMETRÍA
DE LA BOMBA
Miguel Ángel
Concepción.
Siempre que comienzo un proyecto nuevo, mis ideas
vienen de lo que me preocupa o me inquieta en ese preciso momento, tanto
artística como socialmente, es decir, lo que me afecta directamente en ese
momento concreto, lo que mi experiencia personal y creativa ha aportado a mi
trabajo durante el tiempo transcurrido y mi capacidad de activismo artístico y
socio-político. En estos momentos tan
convulsos en los que vivimos donde la amenaza de conflictos bélicos, el
terrorismo religioso y de estado, las ambiciones capitalistas, el auge del
fascismo, el racismo y la degeneración política hacen que tengamos sobre
nuestras cabezas la amenaza de la bomba, entendido como un peligro al que nos
estamos acostumbrando, un peligro que asimilamos como
algo que está ahí pero que no nos afecta directamente. En definitiva una bomba atómica
que nos puede estallar entre las manos y con la que paradójicamente hemos
aprendido a convivir.
Por otro lado, mi obra siempre ha estado vinculada
a la historia del arte, a la pintura concretamente, pero también a los museos,
a los vigilantes, los visitantes de
estos y a toda la parafernalia artística-museística
(aún reciente de mi anterior proyecto) y me interesaba estilísticamente volver
a mis principios geométricos, recuperar la línea recta, la curva, el plano, poliedros, perpendiculares, paralelas, el
equilibrio compositivo y el pensamiento matemático y unirlo a la estructura
interna de una bomba atómica.
En mis investigaciones y
búsquedas, durante un viaje a Florencia,
tuve la inmensa suerte de encontrarme
con la Biblioteca Laurenciana de la
familia Médicis diseñada por Miguelangelo Buonarroti por encargo del Papa Clemente en 1524. En 1774, debido
al enorme peso de los libros, una de las estanterías se rompió cayendo los
libros al suelo y rompiendo el piso de madera, dejando a la vista el suelo
original con maravillosos diseños geométricos del genio florentino y que habían
permanecido ocultos hasta entonces. Estos suelos geométricos me fascinaron y
fue entonces cuando decidí unir los diseños de la Biblioteca con mis propios
bocetos en torno a la bomba y sus consecuencias. De esta manera aparecieron una
serie de obras bajo la denominación común de La Geometría de la Bomba, como
El gigante que Ama a las ballenas donde
reflexiono sobre las mutaciones, el albinismo y la discriminación a quienes no
son iguales que nosotros. Preparando un Cocktail, en el que una chica (en este caso la
artista Rocío López Zarandieta fotografiada durante su propia inauguración en
Valdelarte por Jorge Garrido y que
amablemente me cedió la imagen) prepara con total alegría un cocktail molotov
al lado de dos bombas atómicas. Eh! Super Hero, ¡necesitar supérate!,
un súper héroe de pacotilla, grotesco y decadente reposa en un sofá fumándose
un porro y con una cerveza en la mano. (En este caso la fotografía la realizó
el propio modelo, mi compadre Alex Peña, y su mujer, bajo unas leves premisas,
pero con total libertad). Los pusilánimes, un grupo de hombres
sentados en una puerta de un supermercado pasan el tiempo y se divierten al
lado de una bomba atómica como si fuera una gran botella de cerveza. Y en la última
pieza, Todos estamos perplejos, un grupo extenso de personas en una
playa, miran todos hacía el mismo sitio
sin mostrarnos ni explicarnos que están mirando y que es lo que está pasando.
Otra de las obras surge por la
necesidad de recuperar el collage escultórico, teniendo como excusa las
agresiones al patrimonio universal por distintos grupos terroristas fanáticos
como ISIS u otros. Así construí The
dwarf (woman) without arms (dos piezas, una de escayola y otra de
porcelana, de diferentes proporciones que uno y pinto de dorado, el dorado del
poder, el dorado de la apariencia, el dorado Trump, el dorado que buscan los políticos corruptos, el dorado de
la ignorancia) presentada encima de una peana de alambre de espino también
dorado. Y de esta misma pieza surge la obra pictórica La Enana Manca que uno a
las anteriores con fondos de la Biblioteca Laurenciana. Con esa misma ida conceptual creo la
instalación The golden ladder, un retrato de todos estos inmundos políticos
que persiguen el poder del oro, la escala a convertirse en alguien importante
entendido como el más poderoso económicamente. Trepar, subir, hasta conseguir
llegar al pódium del ganador, en este caso representado con un marco barroco
que muestra pretenciosamente el plano de una Bomba Nuclear.
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